Casas embrujadas: entre la fascinación y el misterio
“Si tu casa está encantada, estás j*****”. Así lo afirma Grady Hendrix, célebre escritor de terror, en la presentación de su nueva novela “Cómo vender una casa embrujada” (América Latina) o “Cómo vender una casa encantada” (España).
Y es que, a pesar del tono humorístico del discurso de Hendrix, el escritor explica que “hay un 50% de probabilidades de que tu casa esté embrujada”. Es más, “solo en Estados Unidos entre el 44% y el 49% de personas creen que su vivienda lo está”.
¿El motivo del encantamiento? Normalmente, fantasmas, que, en palabras del autor “una vez entran en tu casa, no tienes manera legal de echarlos” y bromea afirmando que “como compañeros de piso, los espíritus apestan”.
Este es uno de los tópicos más viejos de las obras de ficción. Una fórmula que nunca pasa de moda. Nos gustan las casas embrujadas. Nos gustan las películas y libros en las que un edificio maldito es el escenario a través del cual los protagonistas nos hacen temblar de miedo.
Pero ¿por qué? ¿Qué tiene el concepto de “la casa encantada” que nos atrae tanto? Incluso más allá de la ficción hay lugares que se han ganado la fama de estar realmente embrujados, muchos de ellos, viviendas. Y siguen atrayendo al consumidor.