Un evento cinematográfico lleno de sorpresas
Aunque su exhibición en los cines de la Isla se haya limitado a las salas de Fine Arts, el estreno de “Everything, Everywhere, All at Once” no deja de ser un evento cinematográfico para la historia.
Con ingenio, ambición, humor y mucho corazón esta producción de A 24 expande y profundiza lo que se puede hacer en el séptimo arte. La película dirigida por el dúo The Daniels, Dan Kwan y Daniel Scheinert, llega cargada de posibilidades creativas y totalmente libre de convenciones cinematográficas. Esto no solo es digno de admiración, es indiscutiblemente emocionante. Honrando su título, la película abiertamente desafía cualquier tipo de clasificación, pero la ejecución de su trama permite una exploración maravillosa de todos los géneros que está desafiando.
Para lograr esto el guion del filme utiliza como concepto central el choque universal entre el bien y el mal y le da un viraje de ciencia ficción presentando todas las dimensiones alternas que simultáneamente se ven afectadas por esto. En el centro de todo esto está Evelyn Wang (Michelle Yeoh), una mujer que aparenta estar en el punto más bajo de su existencia. Después de haber emigrado de China a Estados Unidos junto a su esposo (Ke Huy Quan) en busca de una vida mejor, la protagonista está apunto de aceptar que esto no va a suceder. Lo que Evelyn no sabe es que no haber cumplido con su potencial la ha convertido en la única persona que puede detener la fuerza maligna que está destruyendo el resto de las dimensiones alternas.
Dar más detalles de la trama literalmente arruinaría el impacto de un filme que está sobrecargado de sorpresas y momentos que simplemente no se pueden anticipar. Lo que sí se puede decir es la forma espectacular en que el filme ha logrado igualar sus ambiciones artísticas con la jornada emocional de su protagonista. Dentro del caos que hereda al convertirse en la única salvación del universo, Evelyn tiene que lidiar con las vidas que ha tenido en las otras dimensiones. Cada una de ellas representa una oportunidad perdida. Este tono agridulce no solo es sorprendente y expande el alcance de esta historia, exaltado por la maravillosa interpretación de Michelle Yeoh, también es la línea que conecta todos los brincos artísticos que da el filme.
Resulta milagroso que todos estos elementos disparejos no puedan ser descartados como una loquera o un maratón de excesos cinematográficos. Aún mas impresionante que esto es como “Everything Everywhere All At Once” logra que la sensación de que cualquier cosa puede pasar en pantalla sea tangible para el espectador. Con esta historia se experimenta el que todo es posible, no solo en la trama si no con las posibilidades artísticas del cine.