“Vejigantes”, de Francisco Arriví, todavía tiene mucho qué decir sobre la raza en Puerto Rico
Cuando estrenó por primera vez en 1958, no fue bien recibida por todo el mundo. De hecho, hubo algunos que tildaron sus argumentos de innecesarios porque los temas que sugería —y sugiere aún— no eran problemas reales en Puerto Rico. Más de seis décadas después, esos mismos temas siguen en el corazón de las discusiones más importantes sobre la identidad puertorriqueña. Y es que “Vejigantes”, de Francisco Arriví, es a la misma vez un retrato de su época y una profecía.
Así lo entiende el dramaturgo, académico del teatro y cineasta Roberto Ramos Perea, y es precisamente eso lo que ha intentado plasmar en la adaptación cinematográfica que dirigió con el apoyo de WIPR. Ramos Perea fue estudiante de Arriví y se siente particularmente atado a esta obra, una de las más importantes del canon literario boricua, así como a las lecciones de quien fuera su maestro.
“Como dramaturgo, aprendí de él muchísimas cosas. Sobre todo, aprendí que mi maestro era el mejor dramaturgo del siglo 20 y que su obra ‘Vejigantes’ es la obra más importante de todo nuestro teatro y de toda nuestra literatura dramática en ese siglo”, sostuvo.
Explicó, además, que el problema que mueve la trama de esta obra es uno que permanece fresco en la sociedad puertorriqueña al día de hoy. “Nosotros tenemos infinidad de problemas, como el colonialismo y la corrupción. Montones de otros problemas que eventualmente pueden encontrar una solución o al menos un acuerdo. ¿Pero quién resuelve el racismo?”